El origen de las avellanas se sitúa en Asia, desde donde su cultivo se extendió a Europa. En España la avellana más apreciada y cotizada es la avellana de variedad Negreta por su intenso sabor, su tamaño medio, algo alargada, con grano de gran calidad y buen desprendimiento de la película. Cultivada en la región de Tarragona también se ha extendido a Barcelona, Gerona y Castellón.
Las avellanas no tienen colesterol. Su proteína vegetal es de muy buena calidad, ya que contiene una elevada proporción de arginina desarrollando un importante papel para el buen funcionamiento del sistema cardiovascular.
Además las avellanas son una excelente fuente de:
Magnesio, calcio, ácidos grasos (grasos esenciales), Vitamina E (confiere a la avellana propiedades antioxidantes), Vitamina B1 (o tiamina), Vitamina B6 (o piridoxina), Potasio, Vitamina B9 (o ácido fólico), esta vitamina además, disminuye la posibilidad de presentar enfermedades cardiovasculares, Fósforo (la avellana contribuye a la mejora de la formación y desarrollo de huesos y dientes, la secreción de leche materna, la división y metabolismo celular o la formación de tejidos musculares. Mejora el rendimiento intelectual y la memoria), Hierro (la avellana colabora en la renovación de las células sanguíneas. Previene estados de fatiga o anemia, resulta muy beneficioso para el organismo en situaciones de carencia de hierro), Zinc (poderoso antioxidante natural, favorece la absorción de vitamina A y la síntesis de proteínas como el colágeno), Potasio y Fibra.